Vissión Latina – Sonando Como Un Cañon

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El percusionista cubano Carlos Caro fundó en 2003 la agrupación Vissión Latina, en la Costa Oeste de los Estados Unidos, con el firme propósito de cultivar las diferentes músicas cubanas, tradicionales y contemporáneas.

Con el primer registro discográfico, denominado Kitikimba pa’ ti (2004), el grupo inició un trabajo musical el cual ha contado con una columna vertebral representada en tres músicos: Carlos Caro, Saúl Sierra y Marco Díaz.

Carlos Caro nació en la Habana en 1967, estudió en el Conservatorio Alejandro García Caturla, luego se convirtió en bongosero de la excelente banda Opus 13, en México trabajó con la orquesta 40 Grados. A partir de 1996 Caro ha trabajado en la escena musical de la Costa Oeste con músicos y agrupaciones como Rebeca Mauleon, Omar Sosa, Eddie Palmieri, Armando Peraza, Malo, QBA, Avance, Cubanacán, Candela, Ritmo y Armonía, entre otros.

Saúl Sierra, bajista Mexicano graduado en Berklee College of Music, vive en la Costa Oeste desde 1999. Su trayectoria registra colaboraciones con John Santos, QBA, Orestes Vilató, Mark Levine, Michael Spiro y Snake Trío, entre otros.

El pianista Marco A. Díaz, nativo de San Francisco, ha trabajado con Bobby Céspedes, John Santos, QBA, Candela y Tito Nieves, entre otros.

Sonando Como Un Cañón contiene la práctica de un conjunto de géneros musicales cubanos clásicos, los cuales se desarrollan con decidida originalidad en este disco. La descarga, el cha cha chá, el son y hasta el changui encuentran eco en esta realización discográfica. Sonando Como Un Cañón valora la importancia de la práctica musical cubana con todo el sabor isleño, relocalizado en la Costa Oeste.

Este disco inicia con el número Yo te lo dije en el cual con decidida exhortación se enfatiza en la presencia del grupo en la escena musical  de la Costa Oeste de Estados Unidos. Descargón, como su nombre lo indica supone un énfasis en la descarga musical colectiva, de la cual hacen parte los músicos Marco Díaz (piano), Saúl Sierra (bajo) y Julio Pérez (congas). La canción Cha cha chá presenta un tratamiento moderno en el trabajo vocal desplegado. Chismoso, aborda el comentario social, recurrente en el Caribe, exacerbado por este infaltable personaje. De nuevo encontramos el lucimiento de los solistas Díaz (piano) y Sierra (bajo). Dulce habanera, pieza clásica de la música tradicional, considerada de manera significativa en los últimos años por septetos, principalmente, se interpreta aquí como un son-guaracha a la vieja usanza. Rumba y son combina inteligentemente el son y la rumba en un evidente homenaje a los mayores del género. Qué sabor tiene Odalys es el número con el cual el grupo introduce a la joven pianista, hija de Carlos Caro. Rico montuno, es un número desarrollado con inteligencia. El changui es cultivado por el grupo con la canción Mira a Elena. En el número embrujo, destacamos la interpretación del solista Carlos Caro (timbal).

Fuerza y dinámica interpretativa contemporánea, quizá definan acertadamente el discurso musical de la orquesta Vissión latina.

Esta grabación propone una importante y explícita invitación, en justa correspondencia con el nombre del disco, a los bailadores de todo el mundo identificados con la cadencia y alegría propuesta por la salsa. De tal manera, aparecen los números Bailar era bailar, del excelente trombonista Eliel Rivero, el cual reivindica el ejercicio del baile y establece la distinción entre la práctica del mismo, realizado a la antigua usanza por parte de los bailadores de barrio popular con su espontaneidad e informalidad, frente a  la manera “formal” de los bailarines de escuela y sus estilos actuales cada vez más complejos, todo ello resumido en un pregón de la canción: “no se hacían acrobacias, sólo coqueteo y gracia mandaba en el corazón”. Aquí traigo bailador, es una canción de la autoría de Rafael González, timbalero y uno de los arreglistas del grupo. La casa de María, es una suerte de equivalente contemporáneo del clásico número cubano En casa de Pedro el cojo, en el cual se exhorta a los bailadores de la salsa “dura” de ayer, mañana y siempre a un sabroso goce danzario. La pieza contiene los solos de Willie Melo (piano) y David González (trombón). En esa onda festiva encontramos Sediento de rumba, otra interesante canción firmada por Eliel Rivero, la cual denuncia el cambio forzado e implementado por la industria discográfica, a partir de consideraciones extramusicales en las cuales primó la premisa: ¡la proyección comercial del físico general… derrota el interés por el talento artístico!

Mi cha cha es un tributo a dicha modalidad musical promovida en los años cincuenta. Del repertorio clásico de la salsa se consideraron los números Gata montesa, suerte de bolero montuno interpretado por Ismael Rivera, referencia aleccionante para cualquier cantante de salsa “dura”. En esta versión Sabadonga, incluye un estribillo adicional, nuevas inspiraciones y el lucimiento de Willie Melo (piano). Tremendo coco, número clásico de Joe Cuba, es otra sabrosa propuesta para el bailador. Vengo bien plantao, contiene fuerza expresiva y sabor, elementos esenciales siempre exigidos por el buen melómano.
Pa’ los rumberos del mundo es un disco esencial de salsa, hecho en Venezuela, producido en 2010 con algunos de los más destacados músicos de la movida salsera en el hermano país  bolivariano. Por Roberto Carlos Luján

Chismoso [soundcloud params=”auto_play=true&show_comments=true&color=0ac4ff”]https://soundcloud.com/solarlatinclub/chismoso-vissi-n-latina[/soundcloud]

Tracks: 
Yo Te Lo Dije; Descargon; Cha Cha Cha Cha; Chismoso; Dulce Habanera; Rumba y Son; Que Sabor Tiene Odalys; Rico Montuno; Mira a Elena; Embrujo

Musicos
Carlos Caro: percusion, composicion y arreglos
Saul Sierra: bajo
Marco Diaz: trompeta y piano
Eduardo Herrera: vocales y percusion menor
Jose Roberto Hernandez: guitarra y vocales
Felix Samuel: vocales
Julio Perez: percusion
Roberto Morris: trompeta

VL Sounds – 2010

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